Surf

viernes, 11 de marzo de 2011

Pisando fuerte en Brasil


No es que no encuentre palabra para empezar a escribir, es que tengo tantas cosas que contar que no se por donde empezar. Mi llegada a mi primer destino Brasileño fue un poco caótico, porque si en un principio me iba a quedar un día en Sao Paulo, al final ni lo pise y cogí 3 aviones para llegar a Illheus. Viaje de Buenos Aires a Rio de Janeiro, allí pasé la noche durmiendo en un banco, de Rio de Janeiro a Salvador al día siguiente y de Salvador a Illheús. No tenía ni un mínimo conocimiento de portugués y veía como mi comunicación se dificultaba, no sólo un poco, sino hasta el punto que la mímica no servía de nada.
Menos mal que en el avión que enlazaba Salvador con Illheús conocí a una mujer que me comentó que una amiga suya que iba a buscarla al aeropuerto sabía español y podría ayudarme a llegar Olivença, que es el pueblecito que poseía Batuba y Backdoor, una de las mejores rompientes de todo Brasil. Pero no tube nada de suerte y ahí no se levantaba ni la espuma de la cerveza, así que aproveché para relajarme en un hostel que compartía con otro Brasileiro y que se encontraba en un ecoparque.

Tras dos días levantandome a las 5:30 de la mañana decidí que no podía esperar más y me lancé a Itacaré. Sólo me llevó 6 horas de viaje pero por fin llegué. Un pueblo pesquero en el cual sólo se veían pasar hippies y surfistas. Aquí sí que hubo olitas, olas y olotes. Mi primer hospedaje fue un hostel donde dormí un día y conocí a dos personas geniales. Eduard, un surfero francés que trabajaba en el Hostel y tenía un karma muy limpio y con el que establecí buena relación desde el primer día. Bricks, más conocido como Nadav, un israelí bailarín de break que quería aprender a hacer surf... y más o menos lo hizo partiendo dos tablas por la mitad. El fue el que me sacó del hostel para llevarme a un apartamento que nos costaba la mitad y que
compartíamos con 5 israelitas más y un chileno.


                   En Itacaré pude probar varias rompientes como Tiririca, ubicada al final de la calle principal de Itacaré. Era el punto de encuentro de todos los locales. Una ola que de la nada se levantaba muy vertical, con un take off muy rápido y con una distancia entre la base de la ola y el fondo de unos 50 cm... era una máquina de partir tablas. Mucho, muchísimo nivel. Me encantó.


Prainha fue como aterrizar en el paraiso. Tras andar más de 40 minutos através de un bosque selvático, llegabas a una playa de postal, donde no había nada más que paz. Las olas aqui no eran especialmente grandes, pero en lo que ganaba era en la soledad. 6horas de surf compartiendo olas conmigo mismo. Una delicia.

                                                                                                                                                  Engenhoca... Grande... Lo más grande que he podido ver en todo mi viaje. Era una playa que se encontraba a 12km al sur de Itacaré. 30 minutos caminando por la selva y viendo rompientes con verdaderos monstruos que rompían contra acantilados. Cuando llegamos esperabamos una ola de izquierda que rompiese larguísimo, y lo que encontré fue un monstruo que tenía olas de 2 metros pasaditos de  derecha e izquierda,que en el centro rompía como un verdadero cañón.








                                                                                                                                                                 TraS 7 días e Itacaré tuve que tomar la difícil decisión de marchar, pero era necesario antes de Carnaval, porque sino me iba a  ver atrapado en lo que no quería. Así que marché a Fortaleza, la frase que le decía al que se había convertido en mi compañero de viaje Bricks era siempre la misma, "I must to go to FORTALEZZZZA" y así lo hice en un viaje de 14 horas donde cogí un barco, un bus, un coche y
finalmente un avión.
En el aeropuerto me esperaba el Team al completo. Montse, la embajadora del rugby en Brasil, Quique, el hombre  que empezó sin apodo y terminó siendo canguro, y Emerson más conocido como "El CAPO". De fortaleza no voy a contar mucho porque todavía me quedan unos días aqui, pero si voy hablar del mejor
Carnaval de Brasil, al cual fuimos a los poco días de llegar. Carnaval das Aguas de Banabuiu.
Auténtica cultura brasileña, alojados en la casa de Alda, la madre del Capo, una señora que nos trató como a 3 hijos más. Se ha gando no sólo un hueco en mis recuerdos, sino también en mi corazón. En el carnaval los únicos extranjeros de entre 10000 personas eramos nosotros. Aqui he conocido realmente buena no, buenísima gente.
Te abrían no sólo las puertas de sus casas, sino también la de sus vidas. Bautizado en Fortaleza como PELIGRO, en el carnaval no sólo he reido, trasnochado y disfrutado de una manera descomunal, sino que también me he encontrado 4 días seguidos en una guerra de harina de tapioca, he bailado salsa
 y saltado bajo la lluvia, he conocido un carnaval realmente impresionante fuera de los turísticos y en varios momentos me he sentido plenamente feliz.
Gracias Montse, gracias Quique, gracias Capo,gracias Alda, gracias Banabuiu.

3 comentarios:

  1. ¡Maravilloso! Me alegro de que disfrutaras del surf en esas playas de postal tan hermosas, de que conocieras a gente tan interesante, amable y divertiva y de que lo hayas pasado genial en ese Carnaval. Sigo atenta a tus aventuras, viajando contigo.

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  3. Me encanta el carnaval del Banabuiú. =)Fue muy bueno pq te conoci. hahaha besoos.

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